Para definirla de una manera sencilla, la artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta de manera crónica a los huesos y articulaciones de nuestros perros. Su consecuencia directa es dolor y disminución en la flexibilidad de sus articulaciones (rodilla, carpo, codo, cadera y columna vertebral). Al no tener curación, solo se prescriben tratamientos paliativos para las molestias y la inflamación que ocasiona.
Aunque a principios de los 90 se estimaba que la padecían un 20% de los perros mayores de un año, según estudios recientes, su grado de incidencia en perros adultos puede llegar al 40%. Además de la edad, podemos enumerar dentro de los causantes de esta dolencia a la obesidad, daño articular o a una anomalía en la conformación de la propia articulación. Precisamente, debido a esta último motivo, la artrosis canina puede iniciarse en la vida de un perro mucho antes de lo esperable.
Este proceso crónico, más común en adultos de razas grandes, es conveniente diagnosticarlo cuanto antes, aunque en ocasiones resulta complicado identificar las primeras fases de la artrosis. Los síntomas más comunes son cojera, reticencia al movimiento, muestras de dolor al tocarlo (o agresividad al palpar zonas doloridas), letargo y entumecimiento de las articulaciones.
Resulta muy habitual que los propietarios pasen por alto estas señales al confundirlas con el envejecimiento natural de la mascota. Por eso, es probable que estos síntomas solo se reconozcan cuando la enfermedad muestra su cara más molesta.
Las repercusiones en la vida de nuestra mascota van más allá de la marcha, el movimiento y la capacidad para realizar actividades cotidianas, ya que incluyen el impacto afectivo y cognitivo para el perro que la sufre, y afectan a la interacción con otros animales y las personas. Por si fuera poco, en diversos estudios se resaltaron los efectos perjudiciales sobre el sueño y la sensibilidad a estímulos ambientales.
Precisamente, dada su condición de enfermedad progresiva e incurable, es básico contar con un diagnóstico temprano para que tu mascota reciba un tratamiento que reduzca su dolor, mejore su movilidad e incremente su calidad de vida.
No lo dudes. A la menor sospecha de esta dolencia, ven a Sanivet y ofreceremos a tu perro el tratamiento más adecuado. Te lo agradecerá.
Ana Bode
Otro signo de dolor también puede ser el temblor en los miembros afectados. Mi perro Ares, tenía una artrosis bastante severa, pero nunca se quejaba aunque tuviese un dolor muy fuerte. Tanto Lorena como nosotros le notábamos perfectamente la intensidad del dolor por la intensidad del temblor en las patitas traseras.