Si tienes gato es muy posible que hayas pasado por la experiencia de intentar meter al gato en su transportín sin ningún éxito. No desesperes. Todo es cuestión de práctica y de tener en cuenta unos sencillos consejos que van a facilitar esta tarea de manera significativa.
Para empezar, debes contar con un transportín adecuado para la función que debe cumplir. Lo mejor es que sea rígido con puerta de rejilla (metálica o plástica), lo que posibilita retirar la parte superior en la consulta y explorarle. El gato se queda tranquilo en su espacio y nuestro trabajo es más sencillo.

Cuando un gato pasa por una situación de miedo dentro de su transportín, no querrá volver a él. ¿Por qué? Ten en cuenta que eliminará feromonas de alarma, a través de sus almohadillas y otras partes de su cuerpo. Evitemos esa situación.
Prueba a seguir estas pautas y notarás grandes progresos:
-Tu gato debe sentir un olor agradable que sea familiar para él. Lo conseguiremos metiendo en en su transportín su manta o su cojín. Otra opción es dejarle juguetes o premios de su gusto. Como sabes lo que le gusta, la elección es tuya. Es la opción más eficaz y, además, es compatible con el resto de propuestas.
-Si ha pasado una experiencia negativa en el transportín hay que lavarlo concienzudamente con agua y jabón, antes de volver a usarlo. Los malos recuerdos, cuanto más lejos… mejor.
-Después de lavar bien el transportín ¿Has probado a pulverizarlo con feromonas faciales felinas? Es una buena manera de que tu gato se sienta relajado ¡Estará como en casa!
-Hay que habituar al gato a su transportín. Por eso, lo dejaremos en esos lugares que le gustan para que se familiarice con él. Al principio, sin la cubierta superior. Luego ya la pondremos cuando sea un espacio en el que se sienta cómodo.
-Lo cubriremos con un cubretransportín. De este modo, se sentirá más en resguardado a pesar del ambiente exterior.
-Y recuerda que si tu gato no entra por su propia voluntad, pon el transportín en vertical y metelo cogiéndolo de las axilas